Cuesta. Volver a retomar la rutina cuesta. Y si de la rutina de la que hablamos es la de estudio, todavía más. Y es que hay asignaturas que a nuestros hijos les gustan más y otras que menos, unas que se les dan bien y otras que no tanto.
Ante eso no podemos hacer nada, lo que sí podemos es ayudarles a aprender a estudiar creando un lugar de estudio y utilizando unas técnicas que favorezcan la concentración, faciliten el rendimiento y eviten al máximo la fatiga. ¿Quieres conocerlas? Acompáñanos.
¿Por qué es importante tener un lugar de estudio apropiado?
Sobre todo, por la concentración. Aprender a estudiar puede convertirse en una tarea complicada si el lugar de estudio no es el adecuado. En muchas ocasiones preferimos tener a nuestro peque cerca mientras hacen los deberes y al mismo tiempo nosotros aprovechamos para realizar las tareas del hogar (preparar la cena, recoger el salón…). Pensamos que así podemos atender mejor las dudas de nuestro hijo, además de tenerlo más controlado. Puede que sea lo más cómodo, pero no lo más adecuado. El lugar de estudio ideal para aprender a estudiar debe ser tranquilo.

Y no solo eso. Aquí tienes 6 claves sobre lo que debe tener su lugar de estudio si quieres que tu niño aprenda a estudiar y aproveche al máximo su tiempo.
El lugar de estudio debe ser único
Y a ser posible dedicado exclusivamente a estudiar. La razón es sencilla. Estudiar siempre en un mismo lugar genera un hábito y favorece la concentración.
La iluminación tiene que ser suficiente y estar bien distribuida
Lo mejor: la luz natural. Pero a veces no es posible. Así que contar con una luz indirecta, que ilumine toda la habitación, y una luz directa (tipo flexo) que alumbre el lugar de estudio, también vale. Y ya, si el flexo tiene una bombilla azul de unos 60W, ¡mejor que mejor!

Además ahora que los niños utilizan el ordenador y la tablet para realizar trabajos es importante que tengáis en cuenta que las pantallas se tienen que situar perpendicularmente a la ventana (no de frente o de espaldas) y la luz del lugar de estudio ha de ser homogénea para que no fuercen la vista cada vez que retiren la vista de la pantalla.
El material y el mobiliario también son importantes
Tenemos que tener en cuenta su estatura para que en todo momento mantenga una postura correcta. Pero ojo, cuando hablamos de postura correcta nos referimos a erguida y no demasiado cómoda, ya que la tensión muscular ayuda a la actividad mental. ¡Échale un vistazo a nuestra lista de imprescindibles!
Tener un tablero de corcho en la pared donde poder colgar el horario, las fechas importantes… también es una idea estupenda
Evitar las distracciones sobre todo los primeros minutos
Los primeros minutos de estudio siempre suelen ser los más duros. ¿Por qué? Se suelen distraer con mayor facilidad, ya que los índices de concentración aún están muy bajos. Encontrar un lugar de estudio silencioso y alejado de tentaciones como el móvil o la televisión facilitará la inmersión en una dinámica de estudio efectiva.
Ni frío ni calor
Hay que airear la habitación frecuentemente para renovar el aire, sino el nivel de oxigeno disminuye y en consecuencia produce una mayor fatiga y somnolencia que puede llegar a causar dolor de cabeza e, incluso, mareos. Mantener una temperatura entre los 19 y 22 grados es lo ideal. Demasiado calor incita al sueño y el frio dificulta la concentración.
El orden en el estudio es el rey
Tanto el lugar de estudio como el material tienen que estar ordenados. Todo ha de estar perfectamente localizable. ¿Vale un orden propio? Por supuesto. Cada uno tiene su forma de organizarse. Lo importante es que encuentren de manera inmediata lo que necesitan.
Poner al alcance de su mano todo lo que va a necesitar en su sesión de estudio evitará distracciones

Imagen extraída de Aula Planeta
Una vez tenemos preparado el lugar de estudio, viene la segunda fase: Cómo aprender a estudiar. Seguramente habrá diferentes técnicas de estudio y todas ellas igual de validas según para que personas. Lo mejor es que se creen su propio método de estudio extrayendo los consejos de cada una de ellas. Nuestro consejo es claro y conciso: saber aprovechar el tiempo.
No es necesario que estudien hasta que se queden exhaustos. Con saber optimizar el tiempo y confiar en ellos mismos es suficiente.
Está claro que es importarte dedicarle al estudio varias horas al día. Pero igual de importante es tomarse descansos. Hay que encontrar tiempo para hacer otras actividades. Por eso enseñarles a administrar su tiempo es la clave para aprender a estudiar.
Existen métodos como la Técnica Pomodoro que consiste en estudiar 25 minutos seguidos (llamado “pomodoro”) y descansar 5 minutos y cada 4 “pomodoros” realizar una pausa de 20 minutos.
Lo ideal es crear un horario de estudio
Marcarse objetivos también es primordial para crear un buen hábito de estudio. Es tan sencillo como planificar cuáles son las tareas que tienen que hacer ese día antes de empezar. ¡No hay que ser duro! Los objetivos, como siempre decimos, tienen que ser realistas y alcanzables.
La tercera parte de la ecuación es la confianza que tengan en ellos mismos. Y es que la falta de confianza es una de las principales barreras que impiden pasar con éxito un examen.
Escuchar al profesor y contestar primero las preguntas que mejor se saben ayuda a coger confianza antes de un examen
Por eso es fundamental reforzar los aspectos positivos reconociendo ¡sus éxitos!
Pero para aprender a estudiar también es importante tener claro los pasos a seguir a la hora de preparar un examen. Los más comunes son la prelectura, la lectura comprensiva, el subrayado, los resúmenes y esquemas, el repaso y la autoevaluación. Y si se quiere conseguir memorizar algún contenido exacto, las reglas mnemotécnicas.
Estos pasos son útiles porque favorecen a una mejor retención de los conceptos, pero no optimizan el tiempo de estudio. Por eso deben estar complementados con los ejercicios prácticos. Por ejemplo: la autointerrogacion, preguntarse a si mismo por qué ocurre algo e intentar explicarlo de la forma más detallada; la mezcla de ejercicios, alternar diferentes tipos de ejercicios y materias para mantener el cerebro despierto y evitar la monotonía; y la autoexplicacion y relación de conceptos, relacionar conceptos ya aprendidos con los nuevos.

Así, queda claro que aprender a estudiar es cuestión de un buen lugar de estudio, un método de estudio basado en la optimización máxima del tiempo (¡y con descansos!) y una mezcla de los pasos clásicos de memorización con otras técnicas más prácticas que implican también comprensión. ¿Lo complementarías con algo más? Cuéntanoslo. ¡Este año ninguna asignatura podrá con tu hijo!